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jueves, 17 de enero de 2013

nº1. RALLITAS EN LA ESPALDA

Cuando corre le salen cuatro rallitas en la espalda, igual que a los personajes de cómic. Son cuatro rallitas independientes del cuerpo, estableciéndose por norma la misma distancia entre cada rallita y el lomo. Es el hazmerreír de todo Dios, el pobre. Ya de pequeño, en el colegio, cuando jugaba a futbol, los niños le pasaban la pelota al espacio para que corriera y le salieran las cuatro rallitas en la espalda. A veces lo agarraban de las rallitas entre tres o cuatro -porque, aunque son visiblemente independientes del cuerpo, en realidad son apéndices sujetos por una fuerza invisible- y le daban vueltas y vueltas hasta que se mareaba y echaba la pota. Han pasado los años y ahora es un adulto, pero las rallitas persisten, y en cuanto se pone a correr allí están, siguiendo  su estela, eternamente. Aún es el hazmerreír de todo Dios, el pobre. Por eso, una tarde cualquiera, al llegar a casa -cuando el resto de gente hace lo que se supone que hace la gente sin rallitas en la espalda- se arranca una rallita y se la clava en mitad del pecho. 
 

 

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