¡Vaya chute de adrenalina! ¡Arte extremo, amigos! Por alguna extraña razón, las víctimas no són conscientes de serlo mientras sufren el ataque pictórico. Caminan decididamente, con la mirada perdida en la acera, ajenos a la presencia del vándalo. Pero el vándalo está ahí, justo al lado, caminando paralelamente a ellos, con el spray en ristre, firmando sobre la ropa recién limpiada, usándolos de soporte para crear arte. Algunos fruncen el ceño cuando les llega el fuerte olor a pintura (porque oler, sí que pueden oler), pero ni se inmutan porque, al no ver nada extraordinario en su entorno, concluyen que el olor procede de algún lugar que no son ellos (un taller cercano o una fachada con la pintura aún fresca, por ejemplo). Pero no, son ellos. ¡¿Que no lo ves tontolaba?! ¡¡Que te están jodiendo el chaquetón!! ¡¡Que eres un puto soporte andante!!
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