Tatuarse el nombre en chino ya no está de moda. Si te tatúas
el nombre en chino la gente no te lo dirá por cortesía pero tras un
condescendiente gesto de aprobación pensará, hacia si, que es el tatuaje más
sobado de la historia y que eres muy banal y muy tontodelculo (los que llevan
años con él ya han asumido su decadencia estética y a veces se quedan rato mirándolo
con nostalgia). Si te lo tatúas en árabe te salvas, porque no se ven muchos y
aún despierta curiosidad y admiración en pequeños círculos sociales, menos en los círculos árabes, claro. Pero, tiempo al tiempo. El élfico es el último
grito en tipografías para tatuarse el nombre, coetáneo del mundo Tolkien y esa
filia cancerosa hacia lo fantástico; es el caballo ganador hoy en día. Pero
ojo, que hay una tipografía que viene pegando fuerte desde abajo. Una tipografía nacida
para ser tatuada. ¡Una tipografía tan tatuable que merece ser llamada tatugrafia! Lo que pasa es que encuentra en esa fase germinal y sombría de toda
manifestación estética llamada a petarlo en la que son tan pocos los
"locos" que la lucen que su existencia sólo trasciende en la sección
de curiosidades de la revista SuperPop, y la gente exclama "qué putos
frikis", mientras paralelamente se procuran una futura artritis severa jugando al Candy Crush. Pero la gente carece de perspectiva y es esclava
del momento. Sólo el tiempo colocará esta tipografía en el lugar que se merece.
Sólo hay que esperar que pase esta mierda de tatuarse el nombre en élfico para presenciar la inevitable reacción en cadena que va a
provocar la moda de tatuarse el nombre en Arial 60.
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