¿Busca emociones fuertes? Láncese desde el balcón de un hotel a la piscina, con una sartén en la mano. Es la nueva sensación. El 'boom' del verano. Lo que peta de East to the West. ¡El sartening! Sí, es como hacer balconing, pero mucho más loco, más como 'qué puto chalao es mi ídolo haré chapas y camisetas con su cara'. Nadie sabe como nació el fenómeno. Se rumorea que un señor bávaro, gordo, asqueroso, estaba friendo unos huevos cuando se produjo un incendio y tuvo que saltar por el balcón del hotel, con sartén y todo. El tipo calculó mal y se hizo papilla, pero la gente quedó encantada de ver como un señor -máxime, siendo gordo- saltaba por un balcón con una sartén a cuestas, porque no es algo que uno esté habituado a ver, y mola. De ahí que ahora todo el mundo guiri se haya afiliado a la tendencia de hacerlo y el litoral español se haya convertido en el destino preferido de los gilipollas para practicar el sartening. Sí, se
arriesgan a darse el hostión contra el suelo, con el ridículo añadido de
llevar una sartén a cuestas, pero vale la pena salir en los informativos del mediodía de un país que no es el suyo y que nunca van a ver pero que saben que está ahí y que hay gente viéndolo. ¡Altruistas del espectáculo! Aunque los médicos advierten que chocar contra el suelo tirándose desde una altura de tres pisos puede hacer que te mueras, y a pesar de que los fabricantes de sartenes lo corroboran, parece ser que los peligros que entraña la práctica del sartening no amedrenta a sus practicantes que, incluso, se reinventa, buscando variables, y se lanzan por los balcones sujetando ollas exprés o ventiladores en marcha.
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